INTRODUCCIÓN
El Perú, a lo largo de su historia republicana, ha desperdiciado diversas oportunidades para conseguir la prosperidad y el bienestar general. Un hecho representativo se inició a partir de 1975, el PIB per-cápita mostraba una tendencia decreciente, contraria a la tendencia creciente de la población. Ello demuestra que si bien, actualmente, el país goza de una buena situación macroeconómica (en los últimos años el crecimiento del PIB per cápita ha alcanzado niveles elevados), el impacto de ésta sobre el bienestar de la población hubiese sido mayor de no haber sido por el crecimiento fluctuante del país desde los años 70. Además, debemos tener presente que, en general, los beneficios de este crecimiento económico no se han repartido de manera equitativa en la mayoría de la población y se han concentrado principalmente en los sectores con altos ingresos; es decir, seguimos observando el problema de la distribución desigual de los ingresos. Es esencialmente por el característico crecimiento desigual de nuestro país que en la actualidad, “somos una nación que no ha logrado la integración social, económica, política y cultural.” Sin embargo, el Perú todavía mantiene latente una alternativa de solución a largo plazo, con el objetivo de lograr el ansiado bienestar y prosperidad tanto a nivel agregado como individual.
Si bien, como se mencionó inicialmente, durante los últimos años, el Perú ha experimentado un proceso de crecimiento económico acelerado, debido al cual el país es visto como un éxito económico a nivel mundial, esto se ha debido, principalmente a la situación internacional favorable. Por ejemplo, tenemos que el continuo incremento de los precios de los minerales hicieron aumentar el valor de nuestras exportaciones, en su mayoría a través de un efecto precio, lo cual incremento el PIB debido a que el Perú es un país, esencialmente, primario exportador.
Las características estructurales de nuestra economía hacen del Perú un país especializado en la producción de materias primas y en la elaboración de productos de bajo valor agregado. Por ser las exportaciones de minerales el principal motor del crecimiento económico, ello conduce a tener una perspectiva de crecimiento de muy corto plazo y si lo que se desea es un crecimiento sostenido a largo plazo, los factores que lo determinan son otros. Por tanto, surge la pregunta de cómo hacer que un país como el Perú garantice un crecimiento económico sostenido y de largo plazo, dada su estructura productiva basada en exportación de materias primas, ya que en un contexto de recesión mundial, como el actual, los países productores de materias primas son los más afectados por la caída de los precios de sus exportaciones. La afirmación anterior implica pasar de ser una economía primaria exportadora a una productora de bienes con mayor valor agregado y/o un cambio de matriz productiva, como es el caso de las economías asiáticas a partir de la segunda mitad del siglo XX.
Por lo tanto, la principal motivación de este trabajo es realizar una aproximación a los determinantes del crecimiento económico de largo plazo, desde el punto de vista de la teoría del capital humano.
Según la teoría del capital humano, la inversión en las personas mejora sus capacidades productivas y esto se da a través de una mejor educación, alimentación, cuidado de la salud y otros factores. Todos estos factores influyen en aumentar la productividad y la capacidad de innovación de las personas. Especialmente ésta última, es la que hace posible que cada cierto tiempo nuevos sectores productivos e industrias surjan y el crecimiento económico continúe. En este marco, la educación formal se convierte en el principal instrumento que permite la adquisición de nuevas habilidades y aumentos de productividad.
Las mejoras del nivel educativo de las personas a través de la educación formal, es la herramienta principal a través de la cual un país se garantiza un crecimiento económico sostenido basado en la capacidad innovadora de su fuerza laboral y sus mejoras de productividad. Con esta capacidad de innovación continua, las economías pueden lograr transitar hacia la senda del crecimiento sostenido.
El crecimiento económico del Japón en la segunda mitad del siglo XX es un hecho sin precedentes en la historia económica. Las causas de este increíble crecimiento son varias, entre las cuales se encuentra la importancia de la educación y el peso que ha tenido esta sobre el crecimiento.
Sin embargo, el éxito de la economía japonesa comienza a mediados del siglo XIX, cuando en 1854 Japón se vio obligado a abrirse al comercio internacional y comenzó la occidentalización de su atrasada economía feudal. Ya para mediados del siglo XIX Japón tenía una tasa de alfabetización del 40%, similar a la de los países europeos; esta ventaja le permitió adaptar rápidamente la tecnología occidental y aumentar la producción del país. Adicionalmente se envió a estudiantes al exterior, se trajeron técnicos y especialistas extranjeros, se importaron libros y revistas así como maquinaria occidental.
Entre 1915 y 1938 la producción industrial japonesa se sextuplicó y por primera vez superó a la producción agrícola, transformándose así Japón en un país industrializado . Cómo fue posible, que a mediados del siglo XIX una nación feudal con una economía agraria se pudiera transformar tan rápidamente, en solo 50 años, en una nación industrializada. Sin duda, uno de los factores principales (no el único) recae en la capacidad de los japoneses de importar la tecnología occidental y de poder utilizarla para aumentar su producción. Esto solo se puede lograr con un alto nivel educativo de la fuerza laboral.
Después de la 2 guerra mundial, la clase dirigente del país comprendió que dada su limitación en recursos naturales su crecimiento económico dependía de su crecimiento industrial, era por lo tanto necesario, no solo recuperar los niveles de producción anteriores a la guerra sino también sobrepasarlos, así como también reducir la brecha tecnológica que había con los países occidentales. Nuevamente Japón tuvo que importar conocimiento tecnológico como lo hizo 70 años atrás. Para mantener el crecimiento industrial continuo, el cual esta basado en la innovación tecnológica, era necesario promover la investigación, por lo tanto se asigno prioridad al fomento de la ciencia y la tecnología .
Actualmente Japón posee una tasa de alfabetización del 99%, el 92% de los estudiantes concluye los estudios secundarios y el 35% ingresa a la educación superior. Una muestra de la importancia que se le da a la educación en Japón es que si un niño es encontrado en las calle en horario de clases sus padres son multados.
Otros ejemplos que muestran los efectos positivos de realizar este tipo de inversión, son los de las demás economías del sudeste asiático (Taiwán, Hong Kong, Singapur, Corea del Sur). Un aspecto común de estas economías fue su compromiso con elevar el nivel educativo de su población; el aumento del nivel educativo de su fuerza laboral permitió el aumento de la productividad de sus industrias nacientes. En países como Corea y Taiwán se desarrollo una industria tecnológica de alto nivel debido a que en estos países se había conseguido formar una fuerza laboral con un alto nivel de conocimiento, producto de las mejoras continuas de sus sistemas educativos. La inversión en educación y las mejoras continuas de sus sistemas educativos fueron factores determinantes en el rápido proceso de industrialización de estos países.
Si bien existe una especie de consenso en que la educación es una herramienta que permite reducir las desigualdades sociales. Lamentablemente, el crecimiento peruano de los últimos años se ha caracterizado por ser muy desigual. Además, se sabe que la educación es una herramienta fundamental para sacar a las personas del círculo vicioso de la pobreza y permitir su ascenso social.
Por lo tanto, la motivación de este trabajo viene dada por la cuestión del crecimiento económico sostenido a largo plazo y los factores que son determinantes para este. Desde nuestro punto de vista, en este nuevo contexto de “economía de la información”, es evidente que la educación y sus efectos sobre la productividad son uno de los factores más importantes para explicar el crecimiento continuo de una economía. La capacidad innovadora de las personas y el aumento de su productividad juegan ahora uno de los papeles más importantes, si acaso no el más importante para lograr este tipo de crecimiento.
Autores: Ronald Paucar, Carlos Evangelista y Alvaro Martinez.
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